Profesores de la URJC participantes: Luis Alonso García , César Cáceres , Myriam Catalá , Antonio Cuerda , Fernando Domínguez , Juan José Domínguez , José Manuel Duarte , Adrián Escudero , Luis Pablo Francescutti , Pepe García de Madariaga , Almudena García Manso , Antonio Gómez-Escalonilla , Gloria Gómez-Escalonilla , Natalia González , Mercedes del Hoyo , Ana Isabel Íñigo , María Lara , Antonio Lara , Óscar de Luis , Álvaro Márquez , Ana Martínez , Isabel Martínez , Concha Mateos , Rubén Milla , María del Carmen Molina , Roberto Muñoz , Alfonso Palazón , Mario Rajas , María José Sánchez Leyva , Begoña Soto , José Luis Zarzo
La visibilidad que se alcanzó con el acto fue notoria, no sin algún que otro problema con la policía que, por ejemplo, en Moncloa, pidió a los allí concentrados desmontar un cenador que habían habilitado para protegerse de la lluvia. Por lo demás, la jornada transcurrió sin incidentes.
El ambiente que había en los corrillos que se crearon en torno a los profesores que impartían sus clases magistrales en la calle era de atención a lo que se explicaba y de participación. La convocatoria llamaba también a otra cosa. Estaban allí para reivindicar y proclamar un rechazo a un proyecto, según los comunicados que leían alumnos antes de cada clase, que va a vaciar las universidades de recursos haciendo casi imposible que la actual oferta de universidad pública y de calidad se mantenga.
Los movilizados de la URJC eligió la Cuesta de Moyano como aula al aire libre. A lo largo de la popular calle de los libreros, los participantes desarrollaron todo un programa de clases que iban desde el medio ambiente, la construcción de ordenadores hasta el desarrollo de la idea de cine militante, tema este último expuesto por el que fuera profesor hasta el curso pasado de la URJC Antonio Gómez Escalonilla.
La actividad comenzó a las 11 de la mañana y durante todo el día se repitió la misma imagen en las más emblemáticas plazas de la ciudad: desde la Puerta del Sol hasta la plaza de Santa Ana; desde la Plaza Mayor, hasta la Plaza de España, grupos de personas, en su mayoría estudiantes, se reunían alrededor de un profesor que daba su clase ayudado, aunque no en todos los casos, por un equipo básico de megafonía.
Aunque los corrillos que se organizaban tacasen temas diversos, los alumnos congregados y los viandantes que se acercaban a mirar y escuchar la clases hablaban de la mala situación que queda el sistema educativo, de la mala idea que ha sido tocar uno de los pilares del desarrollo del país y de la pena que les daba, decía una mujer de edad avanzada, ver a los jóvenes partir a buscarse las habas como en los años sesenta hicieron ellos. “Y con lo bien preparados que están”, terciaba un hombre.
Sin embargo, la jornada, aunque agraciada por el son y la ausencia de las lluvias que tanto desmovilizan, no fue un clamor de toda la comunidad educativa. Hubo muchas, tal vez demasiadas, ausencias y faltó que los medios de comunicación pusiesen el este hecho su foco de atención.
En lo que sí había un sentir generalizado tanto en organizadores, que iban vestidos con un chaleco reflectante y ofrecían octavillas con las reivindicaciones, como en los participantes y los curiosos que se acercaban a ver, era que esto no podía quedar en una sola jornada y nada más..
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