Aspecto floreado del campus de Fuenlabrada, al fondo el edificio de gestión.
Alejandro Mora | Fuenlabrada.- Con el final de marzo llega la primavera en todo el país. En el campus de Fuenlabrada de la URJC, florido donde los haya, ha entrado de forma efusiva, llenando de margaritas silvestres las praderas por donde habitualmente corretan los conejos.
Se espera este año que, debido a que sí ha habido lluvias abundantes, las gramíneas hagan pasar un mal rato a los que sufren de alergias. Estas incómodas partículas no deben afectar al calendario de estudio y tampoco servir de excusa para no cumplir con la obligación de hincar los codos.
El aspecto positivo de esta nueva estación es que llega el buen tiempo y con el aumento del calor, los estudiantes disminuyen las ropas con las que se suelen vestir. Eso provoca otro factor que puede torcer el objetivo por que cual se llega a la universidad, aprobar. La agitación de las hormonas es inversamente proporcional a la edad. A menor edad, mayor actividad de estás simpáticas criaturas.
Es una pena que, cuando mejor está el campus y su floresta, se terminen las clases. Se puede aprovechar, de forma somera y breve, durante unas pocas semanas para realizar el retozo bajo los olivos. Pero la noticia es que la primavera ha llegado y que, como decía Antonio Machado, hasta de las ramas más secas, siesas y estériles, brotan brotes verdes. Sin sorna, por favor.
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